Las organizaciones científicas españolas conmemoran el Día
Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, proclamado el 11 de
febrero, organizando diversas actividades del 6 al 19 del mismo mes.
La presencia de mujeres en estudios universitarios es del 54,5% en
España, un poco por encima del 54,2% de la UE, pero la distribución por
carreras es muy desigual. Por ejemplo, en el caso de las carreras de ingeniería su presencia no llega al 26%. Este desequilibrio se acentúa según la mujer
progresa en la carrera investigadora.
Según los datos del personal contratado del CSIC de 2015, un 57,5% de mujeres comienzan la carrera de ciencia como personal investigador en formación frente a un 42,5% de hombres. Entre los investigadores postdoctorales el 58,46% son hombres frente al 41,54% de mujeres. Finalmente, tan sólo un 24,9% llegan a ser Profesoras de Investigación frente al 75,12% de hombres en dicho puesto.
En la universidad la proporción de catedráticas en áreas como ingeniería y tecnología, agricultura, medicina, ciencias sociales y ciencias naturales, menos del 20% de las cátedras están ocupadas por mujeres.
El Índice de techo de cristal capta las dificultades que las mujeres encuentran en su ascenso en la carrera investigadora. Este índice mide las oportunidades relativas de las mujeres, en comparación con las de los hombres, de alcanzar la posición más alta en la jerarquía investigadora. Así pues, el Índice de techo de cristal compara la proporción de mujeres en la posición más alta (Cátedras) en relación a la de las mujeres en la investigación (Cátedras, Titularidad y demás categorías profesionales), indicando la posibilidad de que las mujeres puedan ascender en su profesión. El índice puede oscilar entre 0 y el infinito.
Un Índice de techo de cristal con valor 1 significa que no existen diferencias en la promoción entre mujeres y hombres. Un valor por debajo de 1 indicaría que las mujeres están sobrerrepresentadas en las Cátedras y un Índice de techo de cristal cuyo valor esté por encima de 1 marca la existencia del techo de cristal, es decir, que las mujeres están infrarrepresentadas en las Cátedras. Cuanto mayor sea el valor del Índice, mayor es el techo de cristal y más difícil resulta para las mujeres alcanzar la posición más alta en la carrera investigadora.
Existen diversos estudios que evidencian la existencia de un sesgo en lasevaluaciones y reconocimiento de méritos de las mujeres. Para el mismo grado
de productividad y méritos, la mujer es considerada menos competente. Este
hecho sucede durante todas las etapas de la vida de una mujer y puede afectar a
las decisiones que toma con respecto a su trayectoria profesional. Este sesgo se
produce independientemente del género de la persona que evalúa y es fundamentalmente inconsciente.
Algunos estudios concluyen que el sesgo comienza ya en las calificaciones del
colegio. Uno de ellos se realizó en Tel-Aviv a través del seguimiento de un grupo
de estudiantes de primaria. En dicho estudio compararon la evaluación de
exámenes realizada por profesores habituales, con la valoración a ciegas de
evaluadores externos. El resultado fue por un lado, que en los exámenes de
matemáticas las chicas sacaron mejores notas que los chicos en las pruebas
evaluadas a ciegas. Por otro, que en las pruebas internas evaluadas por los
profesores que sí conocían el género, las chicas fueron peor valoradas. Sin
embargo, en los exámenes de inglés y hebreo no se apreció este sesgo. Este
hecho influyó en el rendimiento y en la elección de asignaturas en cursos
posteriores. Otro estudio realizado en Suiza, Austria y Alemania también encontró un sesgo negativo en contra de las estudiantes de secundaria en el área de física.
En 2012 se publicó un artículo en el Proceedings of the National Academy of
Sciences en el que se envió un mismo currículum para cubrir una plaza de jefe de laboratorio a 127 miembros de facultades de biología, química y física. Los
candidatos eran todos estudiantes. La única diferencia entre los CV que recibieron estas 127 personas fue el nombre de la persona candidata: 63 de ellos tenían un nombre masculino y otros 64 femenino. A pesar de que los CV eran idénticos, las “candidatas” fueron juzgadas menos competentes y menos aptas para el trabajo que los “candidatos”. También se ofrecía menos orientación a las
mujeres y un salario significativamente menor: 26.500 dólares para ellas y 30.000 para ellos. El sesgo observado era independiente del género de la persona evaluadora, de su edad, su categoría profesional y su área de trabajo. .
En un artículo publicado en la revista Nature en 2013 se analizaron casi 5 millones y medio de artículos de investigación con más de 27 millones de autores. En este caso encontraron que, en los países más productivos, los artículos con mujeres en posiciones dominantes (primer o último autor) eran menos citadas que los hombres estaban en la misma posición.
En general, el entorno social, familiar y educativo no incentiva de igual
manera a chicos y chicas a elegir carreras científicas y técnicas. Las chicas
muestran mayor ansiedad ante las matemáticas y ciencias que los chicos, incluso si su rendimiento en esta materia es bueno.
Los padres tienen menos expectativas de que sus hijas tengan profesiones relacionadas con la ciencia y la tecnología en comparación con sus hijos. Además, la tecnología suele presentarse como un ámbito marcadamente masculino por la ausencia de roles científicos femeninos. A la baja presencia de mujeres se suma la invisibilización de muchos de sus logros. Esto, en parte, es debido a la difícil realidad que vivieron algunas científicas en el pasado. Este hecho provoca que muchas adolescentes tengan una visión de la ciencia como un camino demasiado arduo.
De media en la OCDE sólo una de cada cinco chicas de 15 años quiere
dedicarse a profesiones técnicas (el 7% en España) mientras que el porcentaje
que se decanta por carreras del ámbito sanitario asciende a un 15-17%. Aunque
en edades tempranas las habilidades en matemáticas de niños y niñas no
muestran diferencias, a partir de la adolescencia el rendimiento de los chicos es
algo mejor. En promedio, a lo largo de la carrera científica, la productividad de las mujeres es también más baja que la de los hombres. Se ha documentado que las diferencias en las aptitudes matemáticas están directamente relacionadas
con la desigualdad de género existente en cada país.
Existen varios aspectos que pueden provocar que adolescentes
mujeres rindan por debajo de sus posibilidades:
- La amenaza del estereotipo
Las chicas muestran menor confianza en sí mismas y mucha más ansiedad ante
las matemáticas. El informe PISA hace mucho hincapié en la influencia de estos
problemas en su menor rendimiento en matemáticas y ciencias. Sin embargo, la
brecha disminuye, y en muchos casos pasa a ser de signo contrario, cuando se
comparan chicos y chicas con el mismo grado de ansiedad.
Además, un estudio Francés con 199 niños y niñas entre 11 y 13 años, reveló la
influencia del estereotipo. Se trataba de un test que consistía en copiar de
memoria un dibujo geométrico complicado. Aunque el ejercicio era el mismo, a la mitad del grupo se le dijo que la prueba era de geometría y a la otra mitad de
dibujo. Los resultados de las niñas fueron notablemente peores cuando pensaban que hacían un test de geometría que cuando creían que era de dibujo. De hecho,aunque las niñas negaban que hubiera un estereotipo negativo en cuanto a la habilidad de las mujeres en geometría, al ser preguntadas se valoraban personalmente por debajo de sus compañeros. Por otro lado, los resultados de los niños fueron similares en los dos supuestos.
- Invisibilización
La invisibilización de los logros de las investigadoras influye en su desmotivación. Esto es porque tienen más dificultad a la hora de promocionar y
menos incentivos en la progresión de su carrera.
- El liderazgo
Las mujeres dan menos importancia al liderazgo como motor de su carrera. En un estudio de Universum con casi 600.000 estudiantes se encontró que el liderazgo era una prioridad para las mujeres en un 21% de los casos frente al 30% de los hombres. Sin embargo, las diferencias en el interés de liderazgo son bastante menores que la brecha actual existente. Podría considerarse pues una razón menor.
Finalmente, es importante mencionar las situaciones de sexismo
explícito y acoso. Si bien están disminuyendo, la proporción de mujeres que
declaran haber sido víctimas de comentarios y actitudes claramente sexistas o
acoso en su lugar de trabajo es aún significativa y más alta que la de hombres. En este sentido, un estudio publicado en 2014 al que respondieron 666 investigadores e investigadoras de 32 disciplinas pone de manifiesto que las mujeres tienen 3,5 veces más posibilidades de sufrir acoso sexual en el trabajo de campo (70% de las mujeres vs 40% de los hombres) y cinco veces más probabilidad de ser atacadas sexualmente que los hombres (26% de las mujeres vs 6% de los hombres). Además, más de un 35% de las mujeres que respondieron a la encuesta declararon sufrir comentarios inapropiados de forma regular o frecuente.
Para más información:
https://11defebrero.org/mujer-y-ciencia/